SANTO DOMINGO.-El miedo a morir en un instante por el impacto de uno de los tantos tornillos o trozos oxidados y pedazos de concreto que caen a diario sobre los vecinos que hacen vida debajo del puente Francisco del Rosario Sánchez (la 17) alerta sobre el deterioro que registra esa plataforma.
Una situación similar se presenta con los chorros de agua que caen a cántaros cuando llueve, por el mal estado de los pisos de rodamiento y desagües de esas infraestructuras, que forman parte de los nueve viaductos que comunican entre sí al Gran Santo Domingo, cada uno con algún grado de abandono o paulatino daño estructural. Leer mas…..