Margarito y Pedro Flores pudieron ser los hijos que Joaquín Guzmán habría querido tener. Los gemelos de Chicago le llevaban el negocio de la droga de una manera muy eficaz en Estados Unidos. Sus tentáculos se extendían a Nueva York, Filadelfia, Los Ángeles, Seattle, Washington y Vancouver. Lo que El Chapo no esperaba es que les fueran a delatar y que uno de ellos, Pedro, se subiera al estrado en el tribunal de Brooklyn para testificar frente a él en su contra.
Guzmán no estaría sentado en el banquillo de los acusados de no ser por las pruebas incriminatorias de los Flores. Pedro, que testificó en inglés, se refirió al capo mexicano como “el hombre”. Contó que le conoció en la montañas de Sinaloa en mayo de 2005. “Estaba nervioso”, admitió, “llevaba dos radios en la mano y una pistola en la cintura”. Se vieron al menos otras tres veces más en los años sucesivos, según su recuerdo. Seguir Leyendo…..