El consumo de grillos se perfila en México como una alternativa alimenticia por su alto contenido en proteína -superior al de la carne animal- en comunidades de bajos recursos con problemas de desnutrición.
Jessica Segovia, estudiante de Nutrición de la Universidad del Valle de México (UVM), apuesta por el consumo del grillo común argumentando que, por cada 100 gramos, el insecto aporta 69 gramos de proteína.