El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, evalúa la propuesta de otorgar el estatus legal a millones de inmigrantes que han ingresado ilegalmente al país pero que están casados con ciudadanos de ese país norteamericano.
Con esta iniciativa, el mandatario busca emplear el mecanismo de “parole in place”, un recurso que permitiría a estos individuos acceder a permisos de trabajo y eventualmente, les abre un camino hacia la ciudadanía americana.
Según medios internacionales este movimiento se ha estado debatiendo intensamente dentro de la Casa Blanca desde el verano pasado y busca apoyar a familias de estatus mixto, en las cuales típicamente uno de los padres y los hijos son ciudadanos estadounidenses.
De acuerdo a estimaciones de la organización de defensa de la reforma de la inmigración, Fwd.us, existen aproximadamente 1.1 millones de inmigrantes indocumentados casados con ciudadanos estadounidenses que podrían beneficiarse de esta medida.
Las infracciones que impiden a estos cónyuges calificar para tarjetas de residencia o green cards varían, y a menudo son el resultado de acciones como entrar al país ilegalmente más de una vez o usar documentación legal falsificada.
El tema de la inmigración, siempre polémico y más aún en el contexto de las elecciones presidenciales, ha llevado a los asesores políticos de Biden a buscar una postura que contraste con las políticas más duras de Donald Trump, incluidas una orden ejecutiva que se espera reduzca drásticamente las entradas ilegales por la frontera sur.
“La administración sigue comprometida en asegurar que aquellos elegibles para alivio lo reciban rápidamente y en construir un sistema de inmigración más justo y humano”, comentó un portavoz de la Casa Blanca.
La administración Biden ha enfrentado presiones crecientes tanto de grupos empresariales como de alcaldes de grandes ciudades para lanzar un programa de alivio a gran escala que ayude a las familias de estatus mixto.
La posibilidad de que el mandatario de 81 años concrete una medida tan significativa antes de las elecciones es vista como una oportunidad para marcar una diferencia similar al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) de la administración Obama, el cual otorgó permisos de trabajo y protección contra la deportación a más de 800.000 jóvenes inmigrantes indocumentados conocidos como Dreamers.
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