Según nefrólogos aproximadamente 850 millones de personas en todo el mundo padecen de algún grado de disfunción renal y esta misma condición provocó más de 3,1 millones de muertes, según reportes del año 2019.
La deshidratación es la mayor amenaza para el proceso de purificación sanguínea y la fuente más común de estrés renal, siendo la enfermedad renal la octava causa de muerte y si no se trata a tiempo podría convertirse en la quinta principal causa de años de vida perdidos para el 2040.
Las tres medidas más importantes que se puede adoptar para proteger los riñones son:
No permitir que el organismo se deshidrate. Para ello es importante beber abundante agua: de 6 a 8 vasos de agua, de infusiones o de otras bebidas sin cafeína ni edulcorantes.
Una forma de saber si se está bebiendo suficiente agua consiste en ver si se orina lo suficiente (1,2- 1,5 litros/día).
Modera el consumo de proteínas. Las dietas que contienen demasiadas proteínas –o excesivos suplementos de vitamina C o de calcio– pueden favorecer la formación de cálculos renales.
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